Los caracoles – Fábula Sobre la Vanidad
‘Los caracoles’ es una fantástica fábula del escritor y dramaturgo español Juan Eugenio Hartzenbusch (1806-1880). A parte de escribir el famoso drama ‘Los amantes de Teruel’, también dedicó algunos de sus textos a fábulas como ésta. En este caso se trata de una fábula para niños sobre la vanidad, aunque evidentemente, también va dirigida a los adultos. Nos explica por qué nunca debemos presumir de nuestras supuestas virtudes ante los demás.
Los Caracoles.
Dos caracoles muy vanidosos estaban un día discutiendo sobre cuál de ellos podía correr más:
– Yo soy mucho más veloz que tú… ¡Te reto a una carrera hasta el río! – decía uno de ellos.
– Estás un poco loco si piensas en ganarme- respondía el otro- Yo soy mucho más rápido que tú.
– Ja, eso lo tendrás que demostrar- dijo de nuevo el primer caracol. – Pues hecho está, hagamos una carrera y veremos quién tiene razón.
En esto que una rana, que lo estaba escuchando todo, les dijo:
– Es la primera vez que me encuentro con animales tan presuntuosos… En verdad os digo que sois un poco duros de mollera: ¿cómo queréis correr una carrera si no tenéis pies?
Moraleja: «Ten cuidado de presumir de lo que consideras una virtud, porque para otros puede parecer un defecto».
Valores que puedes trabajar con esta fábula de Hartzenbusch
Esta fantástica fábula corta, ‘Los caracoles’, nos invita a reflexionar sobre estos valores:
- Mejor optar por la humildad antes de presumir frente a otros.
- El uso del sentido común.
Reflexiones sobre la fábula de los caracoles para los niños
La verdad es que las fábulas no son meramente infantiles. Son profundas reflexiones también para adultos sobre valores esenciales. En este caso trata del valor de la humildad frente al de la vanidad y la soberbia:
- Ten cuidado con presumir ante los demás de aquello que consideras una gran virtud: Porque no será una virtud para todos. E incluso puede llegar a ser un defecto a ojos de otra persona. La vanidad y la soberbia a menudo nos hace caer en el error de querer mostrar a todos nuestras virtudes sin pararnos a pensar si lo son en verdad. Lo mejor en todos los casos es obrar con humildad.
- La terquedad nos hace distorsionar la realidad: los dos caracoles eran igual de tercos, y ambos querían tener razón. Eso les hizo creer que podrían correr. En realidad ellos pensaban que efectivamente eran muy veloces. Sin embargo, para otros animales, los caracoles no eran capaces de ir muy rápido. Por eso, aunque ellos presumían y pretendían echar una carrera, a otros eso les hacía bastante gracia. Pero los caracoles, inmersos en su terquedad, no eran capaces de verlo.
«La terquedad, al igual que la vanidad o la soberbia, hace que veamos una realidad deformada»Reflexiones sobre la fábula ‘Los caracoles’