Basándose en la observación de los astros y el cambio de las estaciones, los mexicas crearon el calendario azteca, un disco monolítico que les brindaba un increíble sentido cíclico del tiempo.
¿Cómo está organizado el calendario azteca o la piedra de sol?
Para los mexicas o aztecas, el observar la posición de los astros y estudiar los efectos que sucedían en la tierra cada determinado intervalo de tiempo eran tareas primordiales que no podían dejar de realizarse, siempre de modo puntual, en los palacios de los sacerdotes, hechiceros y nigromantes.
Por ejemplo: cuando terminaba la época de lluvias e inmediatamente después arrancaba una larga temporada de secas, ideal para practicar la guerra.
Resultado de esa profusa revisión, los religiosos indígenas lograron establecer una serie de “calendarios”. Con estos, los mexicas pudieron dar sentido perfecto a su devenir: sabían muy bien en qué épocas sembrar, en cuáles cosechar y cuando hacer la guerra.
También les indicaba cuando debían festejar y honrar a sus dioses de acuerdo a los ámbitos que éstos patrocinaban en la tierra. Y, sobretodo, cuando debía temérseles evitando con ello la probable destrucción de sus pueblos, ciudades y el universo.
De esta manera, se establece una relación integral entre la mitología, el conocimiento astronómico y la creación de cronologías y calendarios basados en cómputos matemáticos.
Los mitos son la simbolización de las experiencias más trascendentales de cada grupo, y se muestran dinámicos y cambiantes al incorporar nuevos elementos. Así, los calendarios se renuevan o permanecen de acuerdo con la ordenación que toma en cuenta. Este orden cíclico es fundamental, por ejemplo, para la realización de las fiestas aztecas.